sábado, 13 de marzo de 2010

ÁNGELES CUSTODIOS DE LAS NACIONES


Así como cada hombre tiene su ángel guardián, su ángel custodio, su ángel de la guarda, que lo cuida a todo lo largo de su vida terrena
y más allá si tiene que ir al Purgatorio; así también cada Nación, cada Patria,
tiene su Ángel protector, que tiene el encargo del mismo Dios, de llevar a dicha
nación al cumplimiento de la Voluntad divina, del proyecto que Dios tiene para
ella.

Pensemos un poco más frecuentemente en el Ángel de la Patria, que lucha contra los demonios y espíritus soberbios que intentan alejar
la Nación de la órbita de Dios, y precipitar a sus integrantes en el error, en
el pecado y por último en la perdición eterna.

Y esto no es una fábula. Lo ha demostrado el mismo mensaje de Fátima cuando a los pastorcitos se les presentó un ángel y les dijo que él
era el Ángel de Portugal, el ángel de dicha nación.




Entonces tengamos devoción al ángel de nuestra patria y ayudémoslo con nuestras buenas obras, con oraciones y sacrificios, para que
cumpla bien su misión y no caiga derrotado ante los enemigos, que son
muchos.

Lo que pasa es que todavía no caemos en la cuenta de que nos encontramos en medio de una gigantesca batalla entre Cielo e Infierno, y
nosotros los hombres estamos en el medio y somos el botín. Sabemos que el
triunfo es de Cristo y su Madre, pero lo cual no significa que no haya dura
batalla y que Satanás no haga de las suyas para perder el mayor número de
almas.

Es tiempo de que despertemos de este sueño de muerte en que estamos inmersos y que tomemos las armas, que son siempre las mismas, las que
nos enseñó Jesús, el Maestro, y que son: oración, mortificación, amor.

El demonio quiere hacernos creer que ya está todo perdido y que no hay ya nada que hacer y que él es el vencedor. Pero eso no es lo que
dicen las distintas profecías de la Virgen en sus apariciones y la misma Biblia
en el Apocalipsis. Entonces no nos quedemos de brazos cruzados y comencemos una
vida en serio, una conversión profunda, encaminada a la santificación y a la
salvación de las almas, porque esto es lo que realmente importa.



Ayudemos al Ángel de nuestra patria y formemos con él y nuestros ángeles custodios, una fuerte armada que oponga resistencia al mal y al
Maligno que quieren destruirlo todo y arrastrar a la humanidad a la
perdición.


Audio: Vía Crucis de San Josemaría