jueves, 29 de septiembre de 2011

"SAN MIGUEL, DEFENSOR DE LOS MORIBUNDOS"



San Miguel continua su ministerio angélico en relación a los hombres hasta que
nos lleva a través de las puertas celestiales. No solo durante la vida terrenal,
San Miguel defiende y protege nuestras almas, el nos asiste de manera especial a
la hora de la muerte ya que su oficio es recibir las almas de los elegidos al
momento de separarse de su cuerpo.

En la liturgia la Iglesia nos enseña que este arcángel esta puesto para
custodiar el paraíso y llevar a el a aquellos que podrán ser recibidos ahí. A la
hora de la muerte, se libra una gran batalla, ya que el demonio tiene muy poco
tiempo para hacernos caer en tentación, o desesperación, o en falta de
reconciliación con Dios. Por eso es que en estos momentos se libra una gran
batalla espiritual por nuestras almas. San Miguel, esta al lado del moribundo
defendiéndole de las asechanzas del enemigo.

Anécdota: San Anselmo cuenta de un religioso piadoso que a punto de morir
recibía grandes asaltos de demonio. El demonio se le apareció acusándole de
todos los pecados que había cometido antes de su bautismo (tardío). San Miguel
se aparece y le responde que todos esos pecados quedaron borrados con el
Bautismo. Entonces Satanás le acusa de los pecados cometidos después del
Bautismo. San Miguel le contesta que estos fueron perdonados en la confesión
general que hizo antes de profesar. Satanás, entonces, le acusa de las ofensas y
negligencias de su vida religiosa. San Miguel declara que esos han sido
perdonados por sus confesiones y por todos los buenos actos que hizo durante su
vida religiosa, en especial la obediencia a su superior, y que lo que le quedaba
por expiar lo había hecho a través del sufrimiento de su enfermedad vividos con
resignación y paz.

En los escritos de SAN ALFONSO DE LIGORIO encontramos: "Había un hombre polaco
de la nobleza que había vivido muchos años en pecado mortal y lejos de la vida
de Dios. Se encontraba moribundo y estaba lleno de terror, torturado por los
remordimientos, lleno de desesperación. Este hombre había sido devoto de San
Miguel Arcángel y Dios en su misericordia permitió que este arcángel se le
apareciera. San Miguel le alentó al arrepentimiento, diciéndole que había
orado por el y le había obtenido mas tiempo de vida para que lograra la
salvación. Al poco rato, llegan a la casa de este hombre 2 sacerdotes dominicos,
que dijeron se les había aparecido un extraño joven pidiéndoles que fueran a ver
a este hombre moribundo. El hombre se confesó con lágrimas de arrepentimiento,
recibió la Santa Comunión y en brazos de estos dos sacerdotes murió reconciliado
con Dios.

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